
Las Estaciones de Meditación y los Misterios del Rosario en la Casa de Oración para Sacerdotes de la Diócesis de Orange beneficiarán a los sacerdotes que nos visitan de la Diócesis de Orange y de muchas otras Diócesis de toda la nación.
Cada Estación de Meditación (números 1-5), y cada Misterio del Rosario (letras a-e) tienen una pieza de arte que invita al peregrino a reflexionar sobre algunas citas bíblicas, ayudado por algunas canciones pertinentes. Al hacerlo, se iniciará un viaje al corazón y podrá producirse un encuentro profundo con Dios en el alma del sacerdote visitante.
Un sendero de 800 metros conecta todos estos espacios de oración y meditación.
Estaciones de meditación
- Jesús se encontró con cada uno de sus discípulos en su lugar de trabajo. Los llamó a seguirlo y convertirse en sus discípulos. La historia se repite para cada sacerdote. ¿Dónde ocurrió este encuentro? ¿Quién estaba alrededor? ¿Qué tuvo que dejar atrás? Etc
- Después del primer viaje misionero, los discípulos vuelven a Jesús. Estaban entusiasmados, felices y cansados. Jesús les invita a ir con Él a un lugar desierto para compartir lo que han vivido. Jesús hace la misma invitación a cada sacerdote «ven y descansa conmigo».
- Cuando Jesús dijo a la multitud que si uno no se alimenta de Su cuerpo o bebe de Su sangre no tendría vida eterna, muchos de ellos se marcharon. Era demasiado difícil creer semejante mensaje. Jesús pregunta entonces a sus discípulos si ellos también querían marcharse. Los sacerdotes también pueden experimentar estas experiencias en momentos difíciles o críticos. En ese momento, Jesús pregunta también al sacerdote: ¿Qué quieres hacer?
- Tras la resurrección, Jesús encuentra a Pedro y le pregunta: «Pedro, ¿me amas?». Después de la tercera vez, Pedro recuerda toda su vida, la vez en que negó a su Maestro. Con más plena conciencia, Pedro responde: “Señor, tú lo sabes todo; ¡Sabes que te amo!» Entonces, Jesús dice “entonces, sígueme”. Lo mismo le sucede a todo sacerdote.
- Antes de la Ascensión, Jesús llama a sus discípulos y les dice: «Id por el mundo y predicad la Buena Nueva. Yo estaré con vosotros hasta el final de los tiempos». Una gran noticia para todos los sacerdotes: ¡nunca estarán solos!